miércoles, 2 de septiembre de 2015

Las Tigresas Blancas. Mónica Rodríguez Buzaglo


Las Tigresas Blancas son un grupo de mujeres taoístas cuyo objetivo en
 la vida es restaurar su juventud y conseguir la inmortalidad espiritual. 
Creen que este objetivo sólo se puede conseguir a través del sexo,
 ya que la energía sexual es, según la filosofía taoísta, la más poderosa que poseemos.

Sin embargo, la mayoría de nosotros no sabemos utilizar esta energía.
 Y entonces, en lugar de ser beneficiosa, puede destruirnos.
 El sexo para las Tigresas Blancas no es un fin en sí mismo, 
tal y como suele enfocárselo en Occidente, sino un medio.
Una mujer, cuando decide hacerse Tigresa Blanca, se forma durante nueve años,
 divididos en tres períodos de tres años cada uno.
La primera etapa está dedicada a la regeneración sexual,
 ya que el concepto del sexo que desarrollan resulta fascinante. 
El secretismo que envuelve esta sociedad mítica de mujeres es extremo y por eso se sabe 
muy poco de las otras etapas de formación.
La segunda fase corresponde a la alquimia espiritual. 
Y la recta final consiste en la filosofía contemplativa, 
el único camino directo a la inmortalidad.
 Estos tres conceptos son de hecho las tres interpretaciones de los diferentes escritos
 que el taoísmo tradicional suele aceptar de manera simultánea, 
aunque existen varias escuelas y líneas de creencias.

Durante tres años, la actividad de la Tigresa consiste en tener 
el mayor número de encuentros sexuales posibles para practicarles felaciones
 (existen otros tipos de prácticas sexuales, pero no tan importantes). 
Es para la tigresa blanca la manera más eficaz y rápida de absorber la energía sexual masculina,
 además de ser una práctica llena de beneficios.

Estas mujeres se hacen llamar Tigresas Blancas porque la cultura oriental
 se cree que el tigre es el animal más dominante de la Tierra.
 Es el símbolo de la mujer y del yin. 
La actividad de estas mujeres se asemeja a la de las tigresas reales, 
que, para poder quedarse preñadas,
 tienen que copular más de cien veces. Es decir, la tigresa necesita una
 cantidad de esperma muy superior a la del resto de los animales.
 Por eso es un animal muy seductor: tiene que atraer a muchos machos.
 En general, al macho le basta con una sola cópula, así que la tigresa tendrá que usar
 todas sus armas para atraer a otros, lamiéndolos y exhibiéndose delante de ellos.
 Pero la tigresa es también un animal muy
 solitario que se reúne socialmente en muy pocas ocasiones.

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